sábado, 14 de febrero de 2009

“El mundo de la literatura sería infinitamente pequeño sin traductores”

La Licenciada en Letras Soledad Machado aborda en esta entrevista concedida a Contacto la relación entre traducción y literatura: sus alcances, prejuicios, fidelidades y reconocimientos, desde una perspectiva interdisciplinaria.
Machado nació en Buenos Aires, es autora y docente, y a la hora de mencionar los idiomas con los que se maneja, además del español, resume: “inglés, alemán, francés y algo de italiano, en ese orden”.
Publicó el libro de poemas Con voz Sin vos (2002, Ed. De los cuatro vientos), fue galardonada con el segundo premio en el V Certamen Nacional de Poesía, y parte de su obra se editó en antologías tanto en la Argentina como en España.

- ¿Cómo influyen los traductores en la literatura?
- Los traductores son un eslabón indispensable en la cadena de la literatura. No podría haber literatura sin ellos, pero también al traducir les es imposible no cambiar el texto.
Los traductores son un tema central en el ámbito literario porque ellos son quienes hacen posible que un texto crezca y llegue a otras culturas, otras lenguas, otras mentes, a distintos lugares del mundo, y lo que llega no es el texto original sino una modificación que trata de ser lo más fiel posible. En cierta forma los traductores crean los textos, los hacen nuevamente. Adquirir una lengua no es sólo adquirir un lenguaje, sino también adquirir una cultura, una manera de pensar y de ser, y resulta imposible que el texto no tenga cambios. En definitiva, no hay forma de prescindir de los traductores y su ardua labor.

- ¿Los traductores hacen otra versión de la obra?
- Sí, las traducciones son nuevas versiones, pero al mismo tiempo son la primera versión en cada uno de los idiomas. Para traducir se pueden tener en cuenta muchos parámetros, como por ejemplo, respetar la idea general o la rima en un poema. Cada traductor, según su preferencia o su compendio de conocimientos e ideología, elegirá hacer una cosa u otra. Esas elecciones del traductor, son las que crean nuevos textos.
Se podrían comparar las traducciones literarias con las variaciones en música. El traductor es aquel que introduce las variaciones, y esto nos lleva a pensar en la inmensa responsabilidad que implica, porque de cada traductor depende tanto crear nuevas versiones como desnaturalizar un buen texto.

- ¿Alguna vez leyó la misma obra en otros idiomas y en español y encontró diferencias de significado?
- Claro, es increíble como puede variar una obra de Heinrich Heine (N. de la R.: poeta, periodista y ensayista alemán) pasada al inglés, y ni hablar de los cambios que sufre al ser traducida al castellano. Yo sostengo que cada autor debe ser leído en su lengua original, porque en una traducción se transmiten mucho más que palabras. Al pasarse a otra lengua, muchas veces los textos pierden su musicalidad, su esencia, su vida. Por eso hay que dominar muy bien una lengua para traducir una obra literaria, y de ahí la importancia que tiene la buena preparación de un traductor.

- ¿Cree que en la literatura se les otorga a los traductores el lugar que deberían ocupar?
- Dentro del campo literario es muy difícil que alguien valore ese arduo trabajo. Por lo general, o se los ignora porque ni siquiera se está al tanto de que los textos son escritos en otros idiomas y se traducen, o se los maltrata, exigiéndoles resultados imposibles. La labor del traductor es poco valorada: ellos hacen mucho y no son lo suficientemente reconocidos. El mundo de la literatura sería infinitamente pequeño sin traductores; todos tendríamos que saber todos los idiomas si quisiéramos disfrutar de buenos autores, los libros no tendrían el valor que tienen, y no existirían los clásicos universales. Si uno se pone a pensar, es muy poca la paga y el reconocimiento que reciben los que traducen.

- Cuando le da material a sus alumnos, ¿toma en cuenta la traducción de una obra?

- Es indispensable que la traducción sea buena. Dentro del mercado de los libros existen editoriales que se caracterizan por tener las mejores traducciones, como Cátedra o Gredos. Uno sabe que esos son libros “de calidad”, porque las traducciones tratan de ser lo más fieles posible. La fidelidad de una traducción es el máximo valor que existe dentro del campo de la literatura.

- ¿Son útiles las notas del traductor, o es mejor que se refleje la idea dentro del material?
- Yo prefiero mil veces las notas. Si se debe aclarar algo, se debe hacer al pie, pero jamás modificar tan drásticamente las palabras del autor. Hay que respetar la obra por sobre todas las cosas. Hay que ser muy erudito y además muy cauteloso porque no corresponde modificar un texto por una decisión personal, por más fuentes y autorizaciones que se tengan.

- En el momento de comprar un libro, ¿se fija en la traducción?
- ¡Claro! Mis amigos se ríen mucho de mí porque soy obsesiva con eso. Y por lo general prefiero las versiones bilingües, así puedo tener el original y hacer mi propia traducción, aunque también confío en las buenas traducciones y las valoro mucho. A medida que pasa el tiempo uno va conociendo tanto a los autores como a los traductores, y elige el texto según quien lo traduzca. Para mí, el traductor es fundamental a la hora de elegir una obra, porque estoy confiando en que alguien me está transmitiendo lo mejor posible algo tan importante como son los pensamientos de un autor.

- ¿Trabajó en algún momento de manera conjunta con algún traductor literario?
- No, no he trabajado con traductores. Lo intenté en una época, pero la profesora que me guiaba pensaba que yo me ajustaba mucho al texto, que no debía seguir la traducción tan literalmente. Me pedía que modificara la estructura de las frases, que cambiara el texto, y yo me negaba. La verdad es que me sentía profanando algo sagrado. ¿Quién era yo para poner mis palabras en un texto de E. T. A. Hoffmann (N. de la R.: escritor y compositor alemán)? ¡Nadie! Por eso respeto mucho a los traductores y me parece que tienen el valor que yo no tengo. Ellos se animan a trabajar con objetos con los que yo jamás podría.

- ¿Le interesaría intentarlo?
- Sí, me interesaría trabajar con un traductor con el cual pudiera entenderme. Quizás yo podría aportar conocimientos basados en el contexto histórico de una obra, en el autor, cosas que también son importantes al traducir un texto. Y el traductor aportaría su conocimiento de la lengua. Sería muy positivo poder juntar los dos campos, sobre todo por lo mucho que podría lograrse: versiones más contextualizadas y más fieles. Sería una buena experiencia…

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